«Los niños del desierto en Santa Marta»

Artículo escrito por  Mª del Carmen Prada:

LOS NIÑOS DEL DESIERTO EN SANTA MARTA


«Se trajo del desierto el dorado color de la arena pegado a su piel y el esplendor del ardiente sol en sus ojos. Cuando Jadi llegó, el cansancio de las horas pasadas desde que salió de su campamento hasta que llegó a Santa Marta, se le borró de golpe. Alternaba su mirada entre nosotros y las casas y calles que veía, interrogante, algo tímida, expectante. Ahora nosotros seríamos su familia y su nuevo hogar durante dos meses, librándola de los cincuenta grados que les abrasan durante el verano.

La semilla que han sembrado las ONG que trabajan en toda España ayudando al pueblo saharaui en su tragedia, han dado sus brotes, aún pequeños brotes, en Santa Marta. A través de la Asociación Rimal Sáhara, empiezan a verse las caritas morenas de los niños saharauis por las calles, formando parte de ese bello mosaico multicolor que ha llegado a ser Santa Marta al abrir sus brazos a todas las razas.

Nuestro primer pensamiento al colaborar en la acogida de Jadi, al igual supongo que el de los demás “padres españoles”, fue sentirnos un poco Reyes Magos. Nos dijeron que venía con lo puesto, una pequeña mochila con sencillos regalos y una carta de la familia explicando cómo era y qué necesidades médicas tenía. Comprarle ropa, juguetes, darle estupendas comidas, enseñarla a nadar, un millón de planes para hacerla feliz.

Mes y medio después de su llegada, hemos recibido mucho más de lo que le hemos dado. Como en el anuncio, hay cosas que el dinero no puede comprar y eso ha pasado con Jadi. Sus risas resonando por toda la casa, su ansia de aprender español y poder contarnos cosas de su tierra y su gente, la alegría al hablar con su familia dando saltos y pronunciando a toda velocidad ese árabe desconocido para nosotros, la disciplina traída de allí, su respeto, una total mimetización con cada uno de nosotros, sus chapoteos y gritos en el agua, todo éso claro que no tiene precio.

Teníamos una idea equivocada. Son estos niños los que nos traen alegría, los que nos demuestran que nosotros tenemos más, pero ellos necesitan menos. Los que la han conocido, y la han conocido todos, se han enamorado de ella, algunos ya piensan en acoger el próximo verano a un niño saharaui.

Ojalá, ojalá más niños puedan venir a Santa Marta y transmitirnos la calidez de sus miradas. Ellos necesitan poco para ser felices. Nosotros necesitamos la paz de sus corazones.

Solo nos quedan quince días para decirle “Hasta el próximo verano” ¿Quién sabe? A lo mejor vamos a verla antes, a lo mejor ha metido en nuestras vidas el deseo de ser solidarios. A lo mejor.»


Mª del Carmen Prada







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